INFORMACIÓN NUTRICIONAL

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martes, 20 de enero de 2015

SON TIEMPOS DE CONCIENCIA Y CAMBIO

Hola, buenas!

Hoy os quiero hablar de un tema importante que nos concierne a todos y del que aunque hayamos escuchado hablar ya, y no nos guste demasiado, aquí pretendo aportar un nuevo enfoque sobre su relevancia en la actualidad: el hambre en el mundo y la economía global del vegetarianismo.

En un planeta donde millones de personas pasan hambre, lo primero que habría que hacer es no despilfarrar. La mayor parte de la población mundial está enferma por comer demasiado, y por si esto no fuera poco, resulta que los productos que enferman a esa mayoría necesitan 10 veces más tierra de cultivo que los productos sanos que nutren y mantienen la salud.

Es de dominio público que en 100 hectáreas de tierra de cultivo pueden sobrevivir con salud 10 veces más personas vegetarianas que las que lo harían si comieran carne. La tierra necesaria para alimentar a una persona que come carne puede alimentar a 10 personas si se siembran vegetales y cereales con los cuales, en vez de dar de comer al ganado, se alimente directamente a la población.

Si, además, tenemos en cuenta que el consumo excesivo de proteínas es lo que produce el 90% de las enfermedades, a lo anterior habrá que sumarle los recursos necesarios para atender a estos enfermos que producirán más gasto y más despilfarro de recursos.

Para conseguir las ingentes cantidades de carne que demanda la población mundial, se entra en una dinámica de sobreexplotación de la tierra, de talado de las selvas naturales y, lo que es todavía más grave, una sobreexplotación de los acuíferos que a medio plazo va a traer unas consecuencias desastrosas. El despilfarro de agua dulce es todavía más grave, pues la tala de los bosques y la misma desertización provoca la sequía posterior, produciendo un efecto acumulativo de bola de nieve.




Considerando lo anteriormente expuesto, la única forma sensata, razonable y humana de ayudar a los países que pasan hambre sería tratar de reeducar a la población mundial para que se encauzara en un sistema de vida basada en los siguientes puntos:

1._ Adoptar una dieta vegetariana basada en los cereales, frutas y vegetales, que, además de ser la forma de alimentarse más moral que existe, estadísticamente está demostrado que los grupos que siguen esta alimentación viven más años, tienen muchísimas menos enfermedades y su calidad de vida es ostensiblemente superior a los que comen productos de origen animal.

2._ Reducir drásticamente el despilfarro de agua dulce.

3._ Implantar un consumo responsable de productos para cuya fabricación no haga falta talar árboles: muebles de madera, papel, etc., haciendo incapié en consumir muy poco y, a ser posible que sea reciclado.



4._ Propiciar una agricultura sostenible, sin sobreexplotar la tierra, como si lo único importante fuera la cosecha y los beneficios de este año. Hay que tener en cuenta que nosotros tenemos el planeta prestado por nuestros hijos, ¡no somos los dueños!, y debemos entregárselo a ellos en perfectas condiciones de uso.

5._ Ajustar mejor la cantidad de comida que se prepara a las necesidades de la familia para que las sobras sean menores. Es inmoral el desperdicio de comida que se hace en casi todos los países civilizados del mundo. Con la comida que se tira a la basura se alimentarían todos los habitantes del planeta y estarían todavía demasiado gordos. Aunque la economía de la familia pueda permitirse el lujo de tirar todos los días la mitad de comida a la basura, sigue siendo igual de inmoral, ya que para generar esos recursos se han deforestado países enteros con el único fin de halagar la vanidad de los que pueden permitirse que su cubo de basura cada día contenga más alimentos en perfecto estado que sus estómagos.

6._ Hay que empezar a pensar en respetar la dignidad de los seres humanos que pasan hambre y que tienen los mismos derechos a compartir los recursos de nuestros planeta común, en vez de meramente acallar nuestras consciencias con pequeñas limosnas que no solucionan el problema. El plantear el asunto como una cuestión caritativa enquista la situación, impidiendo que se tomen las medidas adecuadas para un planteamiento global, humano y en el que estén todos verdaderamente involucrados. Desgraciadamente, los primeros en darle un planteamiento erróneo son los más necesitados, que no encauzan sus reivindicaciones de una manera global, y la mayoría siguen permitiendo y tolerando políticas que perpetúan la situación, dirigentes que amasan fortunas al amparo de la ignorancia de la población, y que administran los donativos internacionales en beneficio propio, vendiendo los recursos del país al extranjero e ingresando el importe de la venta en sus cuentas privadas en Suiza.

7._ Y, sobre todo, asumir la realidad de que todos los habitantes de este planeta vamos en el mismo barco, y que, si este naufraga, nadie va a salir bien parado. Si no queremos hacer esos esfuerzos por la gente que hoy en día está pasando hambre, hagámoslos para que nuestros propios nietos no se encuentren con un  planeta totalmente inhabitable y con todos sus grandes recursos en estado terminal.





Nada beneficiará tanto la salud humana e incrementará las
posibilidades de supervivencia de la vida sobre la tierra
como un camino general hacia la dieta vegetariana.

Albert Einstein.











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